En el Museo Nacional de Bellas Artes se encuentra el hermoso óleo sobre tela: La Lección de Geografía (1883). Obra pintada por Alfredo Valenzuela Puelma y que plasma a un profesor enseñando geografía a un niño. Como se puede observar en la imagen, el profesor está extremadamente cerca del alumno, sostiene su mano izquierda sobre el hombro del niño y le mira mientras el pequeño observa un documento cartográfico.No puedo dejar de hacer una analogía entre lo que plasma Valenzuela Puelma y el croquis de lo que ocurre hoy en día entre un profesor y un estudiante. ¿Qué pasaría si encontramos a un profesor en la actitud del que aparece en el óleo? ¿Qué pensaría el “apoderado promedio” de ver que su hijo es tratado así? Sin ser psicoanalista, ni menos querer tomar el lugar de uno, pienso que se desprenderían dos opiniones básicas en el común de la gente:
La primera, vería a un octogenario maestro, quien a pesar de su edad, continúa en la insigne labor de la enseñanza. A ciencia cierta, dirían que tiene una mirada paternal y ampara con su mano izquierda al infante aprendiz. Tal vez agregarían que el anciano maestro mira al niño con benigno afecto y que quizá imagine al hijo que nunca tuvo o algo por el estilo.
La segunda, vería a un viejo degenerado que está agarrando de forma impúdica a un niño. Agregarían que lo tiene entre las piernas de forma lujuriosa y que mientras está con su mano encima del chiquillo piensa en su interior todas las cosas obscenas que podría hacer con el pequeño… ¡si es que ya no las hizo!
Más allá de apoyar una u otra postura, que son sólo ficción sobre óleo, observemos la imagen y demos una tercera opinión pero contrastada con hechos reales que sobrellevan algunos docentes en nuestra patria.
1º Profesor anciano: Hay una cantidad enorme de profesores quienes deberían estar jubilados, pero aún y a pesar de su senectud, hacen clases. Las razones por las cuales un docente, sobre los 60 o 65 años en el caso de mujeres y hombres respectivamente, sigue trabajando son variadas. Por ejemplo: es terrible el caso de los profesores de Villa Alegre (Región del Maule), quienes no se pueden jubilar porque el municipio no tiene el dinero para indemnizar sus años de servicio. O la situación de tantos profesores, que aún jubilados, deben continuar haciendo clases debido a sus nimios ingresos. Qué irónico, la palabra jubilación viene del latín iubilatio (júbilo).
2º Horas extra: ¿Cuántos profesores hacen horas extra para palear sus necesidades de vida? Uff, cientos! Si los sueldos de los profesores fueran mejores no habría necesidad de trabajar horas extra, y por ende, el profesor podría preparar mejor sus clases y habría un mayor compromiso con sus responsabilidades académicas. ¿Por qué un profesor universitario gana más del triple que un profesor de enseñanza media? ¿Será por el grado académico que ostenta? No creo, pues muchos profesores de escuelas obtienen magistraturas (aunque sean de esas a distancia). La pena es que esta brecha es enorme y el trabajo realizado por docentes en ambas realidades, universitarias y a nivel escuela, son tremendamente importantes para el alumno, su futuro y el de la sociedad chilena.
3º Alumno tomando clases particulares: Cuando Alfredo Valenzuela pintó su óleo, el concepto de clases particulares existía sólo para la clase pudiente y para aquellos que se acercaban al altar. Hoy en día, casi la mayoría de los estudiantes chilenos toma clases particulares. Sí, me refiero a los famosos preuniversitarios, centros de entrenamiento para la PSU*, que nos sacan en cara a los colegios que ellos “enseñan” lo que nosotros no pudimos enseñar a los estudiantes en su vida escolar. Fuera de esto, clases particulares es parte del vocablo común de los padres con hijos con hiperactividad, con déficit atencional, con problemas conductuales, con dificultades académicas, con situaciones disciplinarias en el aula, etc. Matemática, lenguaje, historia, inglés… hoy encontramos clases particulares hasta de educación física!!!
Si Valenzuela Puelma viviera y pudiera hacer el análisis analógico que tratamos de hacer en este capítulo de nuestro blog ¿qué pensaría? Bueno, nunca lo sabremos… por lo menos en esta vida.
* PSU= Prueba de selección universitaria.
La primera, vería a un octogenario maestro, quien a pesar de su edad, continúa en la insigne labor de la enseñanza. A ciencia cierta, dirían que tiene una mirada paternal y ampara con su mano izquierda al infante aprendiz. Tal vez agregarían que el anciano maestro mira al niño con benigno afecto y que quizá imagine al hijo que nunca tuvo o algo por el estilo.
La segunda, vería a un viejo degenerado que está agarrando de forma impúdica a un niño. Agregarían que lo tiene entre las piernas de forma lujuriosa y que mientras está con su mano encima del chiquillo piensa en su interior todas las cosas obscenas que podría hacer con el pequeño… ¡si es que ya no las hizo!
Más allá de apoyar una u otra postura, que son sólo ficción sobre óleo, observemos la imagen y demos una tercera opinión pero contrastada con hechos reales que sobrellevan algunos docentes en nuestra patria.
1º Profesor anciano: Hay una cantidad enorme de profesores quienes deberían estar jubilados, pero aún y a pesar de su senectud, hacen clases. Las razones por las cuales un docente, sobre los 60 o 65 años en el caso de mujeres y hombres respectivamente, sigue trabajando son variadas. Por ejemplo: es terrible el caso de los profesores de Villa Alegre (Región del Maule), quienes no se pueden jubilar porque el municipio no tiene el dinero para indemnizar sus años de servicio. O la situación de tantos profesores, que aún jubilados, deben continuar haciendo clases debido a sus nimios ingresos. Qué irónico, la palabra jubilación viene del latín iubilatio (júbilo).
2º Horas extra: ¿Cuántos profesores hacen horas extra para palear sus necesidades de vida? Uff, cientos! Si los sueldos de los profesores fueran mejores no habría necesidad de trabajar horas extra, y por ende, el profesor podría preparar mejor sus clases y habría un mayor compromiso con sus responsabilidades académicas. ¿Por qué un profesor universitario gana más del triple que un profesor de enseñanza media? ¿Será por el grado académico que ostenta? No creo, pues muchos profesores de escuelas obtienen magistraturas (aunque sean de esas a distancia). La pena es que esta brecha es enorme y el trabajo realizado por docentes en ambas realidades, universitarias y a nivel escuela, son tremendamente importantes para el alumno, su futuro y el de la sociedad chilena.
3º Alumno tomando clases particulares: Cuando Alfredo Valenzuela pintó su óleo, el concepto de clases particulares existía sólo para la clase pudiente y para aquellos que se acercaban al altar. Hoy en día, casi la mayoría de los estudiantes chilenos toma clases particulares. Sí, me refiero a los famosos preuniversitarios, centros de entrenamiento para la PSU*, que nos sacan en cara a los colegios que ellos “enseñan” lo que nosotros no pudimos enseñar a los estudiantes en su vida escolar. Fuera de esto, clases particulares es parte del vocablo común de los padres con hijos con hiperactividad, con déficit atencional, con problemas conductuales, con dificultades académicas, con situaciones disciplinarias en el aula, etc. Matemática, lenguaje, historia, inglés… hoy encontramos clases particulares hasta de educación física!!!
Si Valenzuela Puelma viviera y pudiera hacer el análisis analógico que tratamos de hacer en este capítulo de nuestro blog ¿qué pensaría? Bueno, nunca lo sabremos… por lo menos en esta vida.
* PSU= Prueba de selección universitaria.
que estupidez ver degeneración en todos lados, yo veo a un viejo estricto nada mas. es otro tiempo además.
ResponderEliminarYo he visto personas mayores en iguales actitudes....y es segun la persona. Porque a quienes yo vi de la misma manera eran personas cariñosas y sanas,que miraban de la misma manera y hasta con un poco de gracia al infante que trataba de desenvolverce en sus tareas.Simpre hubo promiscuidad, pero hay algo que es muy cierto..antes las personas mayores eran mas puras que ahora. Y TU....CUIDA TU MENTE.
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