5 Propuestas Frente a los Resultados de la
Prueba INICIA 2012
Con voz grave y evidente preocupación,
la Ministra de Educación Carolina Schmidt entregaba el día de ayer [1] los resultados de la prueba INICIA (evaluación voluntaria para jóvenes
egresados de pedagogías del país). Es claro, y la estadística así lo ratifica,
los resultados no son buenos. Pero más allá de lo cuantitativo de la prueba, lo
verdaderamente importante es lo cualitativo, qué ocurrió o no en las aulas
donde se formaron los profesores del mañana.
Con una mirada optimista, y
entendiendo que aprendizajes de calidad entregados por profesores idóneos son
un verdadero motor de movilización social, deseo proponer algunos puntos de
reflexión conceptual respecto de la formación docente en Chile.
1º
No existe la “vocación docente” en el sentido más estricto de la
etimología. Pues vocación, del latín vocare
(llamar), tiene una relación con lo místico y religioso, y se supone
necesariamente que hay alguien quien llama, y por lo mismo, alguien quien
escucha. Entonces, siguiendo esta lógica ¿Quién llama al futuro profesor? y
¿Por qué medio escucha esta llamada?
Considero, junto a Santos Guerra
(2008), que el profesor se hace, y se hace con una formación auténtica, tanto
teórica como práctica. Preguntas que nacen necesariamente de esta declaración
son ¿Será necesario reestructurar las mallas curriculares de las pedagogías en
Chile? Los estudiantes de pedagogía ¿Aprenderán efectivamente o estudiarán sólo
para aprobar? ¿Será necesario certificar aprendizajes en estudiantes de
pedagogía de forma anual como requisito para ingresar al siguiente año? ¿Será
necesario dar un carácter de obligatoriedad a la prueba INICIA como requisito
sine qua non para postular al título docente?
La formación inicial docente debe
ser rica en aprendizajes que los futuros profesores puedan llevar a la
práctica. La metodología, la didáctica, la articulación de aprendizajes deben
ser significativos. No podemos esperar que un profesor se forme como docente a
partir del primer día de titulado, el proceso de “ser profesor” debe comenzar
tan temprano como el ingreso a primer año de pedagogía. No podemos dejar a la
buena voluntad de cada uno la formación en la praxis intramuros, es una
responsabilidad de las universidades y deben asumirla al igual que asumen
estudiantes de pedagogía desde el propedéutico.
2º
Aprender para aprender a enseñar. Es parte del error colectivo, en el
ámbito educativo, pensar que lo importante es pasar (los ramos, de curso, de
nivel). ¿Cuándo hemos escuchado a un padre o madre preguntar a su hijo si
aprendió en tal o cual asignatura en el colegio? Muy rara vez. Pero por el contrario, es muy común que padres
y madres pregunten a sus hijos ¿Pasaste la prueba? ¿Aprobaste?
En el espacio universitario ocurre
algo parecido, con la diferencia que las consecuencias son aún más graves. Un
estudiante de pedagogía que estudia para pasar o aprobar, no sólo pone en
riesgo sus competencias duras respecto del conocimiento de los contenidos que
debe manejar, sino que peor aún, está capitalizando el fracaso de muchos
estudiantes que le serán encomendados durante sus años de servicio como
docente.
Es esencial que los estudiantes de
pedagogía capitalicen contenidos de forma consciente y adquieran el saber
disciplinar de forma seria. Del mismo modo, es imperativo, que se les enseñe a
enseñar, interpretar y transmitir esos contenidos, y más importante aún, que
puedan lograr despertar el deseo de aprender en sus futuros estudiantes.
3º
Repetitio mater studiorum est. El viejo refrán latino: la repetición es la madre del estudio, se puede aplicar eficazmente
a la necesidad de practicar y simular salas de clase en la universidad. Los
pilotos de vuelos comerciales deben, por ley, practicar miles de horas de vuelo
en simuladores antes de pilotear un avión. De esta repetición dependerá su
experticia en el arte de volar, y por lo mismo, estará salvaguardando no sólo
la vida de cientos de pasajeros sino que también la suya.
De igual forma, se hace necesario
que los estudiantes de pedagogía practiquen desde el primer año el arte de
enseñar. No basta con enviar a los
jóvenes estudiantes a “observar clases” de manera progresiva en escuelas y
colegios. Tampoco es bueno esperar hasta el último año de estudio pedagógico
para enfrentarlos al “aprender haciendo”.
Es urgente y muy necesario, que las universidades simulen salones de
clase en recintos universitarios y que los futuros profesores se vean expuestos
a lo que significa, en toda la extensión de la palabra, hacer clases o mejor
dicho a “enseñar a aprender”. Y al
igual que el piloto, el profesor bien formado es beneficioso para los alumnos
que enseña y para sí mismo, pues crece como persona y como profesional, es una
herramienta de movilidad social y con su acción genera conocimiento; en cambio,
el que no simuló, corre el riesgo cierto de desplomar su avión, y evidentemente,
no habrá muertes físicas, pero sí habrá pérdida de tiempo, disgusto por la
asignatura, desencanto, fracaso escolar... en resumen: muerte al saber.
4º
El currículum oculto en la formación inicial docente. Si bien es cierto, la
prueba INICIA evalúa contenidos en profesores recién egresados de la educación
superior, no podemos desconocer, que variables tales como: actitudes,
expectativas, creencias, prácticas y normas que se instalan de forma consciente
o inconsciente en las estructuras y el funcionamiento de las instituciones y en
el establecimiento y desarrollo de la cultura hegemónica de las mismas influyen
poderosamente en este nuevo profesional.
Esta formación, presentada a veces de forma concreta y declarada, y
otras de forma solapada y subliminal, y que se extiende durante toda la
formación universitaria, se ve necesariamente reflejada en los resultados obtenidos
en la evaluación.
Por lo antes dicho, es lícito preguntarse por la evaluación
de lo que va más allá de la formación curricular de cada nuevo docente. Porque
¿Quién evalúa el conjunto de normas, creencias y prácticas que rigen las
pedagogías? ¿Cómo se evalúa las creencias y el lenguaje que marcan el perfil
del futuro profesional de la educación? Y si son evaluadas estas variables ¿Son
socializados estos resultados o surten algún efecto en beneficio de los
aprendizajes de los futuros docentes?
Vale la pena evaluar no sólo
curricularmente, también es necesario dar énfasis a los paradigmas valóricos
que debe enseñar y transmitir el profesor por antonomasia, y afirmar con Paulo
Freire que la educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor.
5º
Evaluar la cadena completa. La gran
mayoría de las universidades evalúa sólo el último eslabón de la cadena: el
alumno. Algunas instituciones de educación superior podrán defenderse diciendo
que sí evalúan a sus docentes, pero ¿Qué impacto tienen esas evaluaciones? ¿Son
formativas o sólo pretenden regular la continuidad de un profesor en la
institución? Podemos ir más allá y preguntarnos apoyados en la mentalidad
mercantilista que rige a muchas instituciones de educación superior ¿Qué sucede
si el futuro docente no aprende por culpa de las políticas propias de la
universidad? ¿Quién evalúa a la universidad? ¿Quién evalúa al rector, a los
decanos, a los jefe de carrera? Es
urgente, principalmente después de observar los presentes resultados de la prueba
INICIA y la fuerza del movimiento estudiantil en Chile, que se evalúe el
contexto y todo lo que circunda la formación del futuro profesor.
Los resultados en la prueba INICIA
evalúan también, de cierto modo, los protocolos y el actuar de las instituciones. Evaluar al nuevo docente significa también
conocer el modus operandi de la universidad y su responsabilización respecto
del nuevo profesional que está enviando a las escuelas. La universidad debe ser
también evaluada y el contexto y actores que comprenden el currículum oculto de
las mallas curriculares de pedagogía también.
Finalmente, se hace necesario que también sea evaluado el
Estado, quien es garante de la educación y de los aprendizajes de los futuros
profesores y de los niños de nuestra patria.
¿Cómo se comprende que la gran mayoría de ministros de educación de
Chile no han sido profesores desde el retorno a la democracia? ¿Cómo se
entiende que las leyes educativas las gestionen políticos que no son educadores?
Muchos han gritado por las calles: ¡Educación de calidad!
muchas veces sin siquiera entender qué es calidad. Hoy, y desde la vereda
docente, presento estos cinco puntos de reflexión, teniendo en cuenta que lo
realmente importante son los aprendizajes de los futuros docentes, la responsabilización
de todos quienes están involucrados en su formación y los aprendizaje de
calidad de los niños de Chile.
http://www.evaluacioninicia.cl/index2.php?id_contenido=25536&id_portal=79&id_seccion=4226
http://www.evaluacioninicia.cl/index2.php?id_contenido=25536&id_portal=79&id_seccion=4226
Maestro:
ResponderEliminarComo siempre dando en el clavo. Es de esperar que alguna universidad tome algo de lo que usted propone. Saludos. S.E.
Gracias por comentar. H.C.
EliminarHéctor. Estoy de acuerdo contigo, la profesión docente no es una vocación. A veces nos quedamos en lo sentimental y olvidamos lo importante que es la formación real del docente. Gracias por compartir tu sabiduría con nosotros. ¿Cuándo vienes a darnos una nueva capacitación en evaluación? Los profes quedaron encantados con tu capacitación. Chao!!
ResponderEliminarSergio Villalón.
Estimado Profesor:
EliminarGracias por pasar por mi blog. Estas reflexiones son el fruto de nuestros diálogos pedagógicos en el doctorado de políticas y gestión educativa de la UPLA. Nuevamente, gracias. H.C.
Profesor soy la prof. Paulina del Conce, Como podemos conseguir que nos haga una capacitacion sobre evaluacion?? Me contaron que hizo una en Curico y que fue muy buena. Escribame a;
ResponderEliminarpauli_profe_tel@gmail.com Gracias!!
Hola profesora:
EliminarQué alegría saber de Ud. Sí, la capacitación de Curicó fue un éxito... los participantes me enseñaron mucho sobre evaluación, creo que todos aprendimos. Me comunico vía correo con Ud., saludos afectuosos a todos los colegas del Conce. H.C.