Cada vez que me corresponde hablar de lo que significa la lectura en la vida de un estudiante, recurro a ejemplos que me son familiares y que he vivenciado a lo largo de mi vida. Pero ninguno más decidor que el que podemos obtener de un análisis estadístico de los resultados en la Prueba de Selección Universitaria (P.S.U.) del presente año.
¿Podría creer que 234 estudiantes del País lograron el puntaje máximo (850 puntos) de la P.S.U., en Matemática, y que sólo 3 lo lograron en Lenguaje? Si hacemos una "regla de 3", considerando los datos dados, lo antes mencionado equivale a decir que sólo el 1,2% de los puntajes nacionales pudo contestar las 80 preguntas del facsímil de Lenguaje en su totalidad.
Uff, difícil situación... y ¿a quién le echamos la culpa? No sé ustedes, pero yo culparé a la falta de hábitos lectores en los estudiantes chilenos. Sí, mucho nintendo wii, play station, chat rooms y otras cosillas que distraen la mente de lo esencial en la vida de un estudiante. Nos hemos olvidado de la importancia de la lectura para nuestras vidas, esto en los ámbitos personal, social, profesional, entre otros. Es grave observar a jóvenes que no tienen tema de conversación, jóvenes que se aburren aunque estén solos, jóvenes que se aislan frente a la pantalla del computador y no abren su mente a la fantasía, al drama, a la historia y otras temáticas que encontramos en un buen libro.
Si le preguntamos a un niño: ¿Cuánto es 2+2? seguro que nos contestará 4, y si seguimos cuestionándolo... ¿Cómo se saca un cuadrado binomio? fácil nos dirá: el primero al cuadrado, más el doble del primero por el segundo, más el segundo al cuadrado. ¡Wow, sabe matemática! pero... ¿Sabe analizar un texto con algún grado de dificultad? ¿Entiende lo que lee? ¿Cuál es el número de palabras que lee por minuto? ¿Entiende la diferencia entre pregunta, hipótesis, tesis en un texto determinado?
Nunca olvidaré un estudiante de Derecho en una Universidad Estatal que prefiero no mencionar. El muchacho, en una exposición sobre el derecho penal, presentó unos textos en Power Point (PPT) y leyó absolutamente todo. Eran como 12 slides, y en la 3º el profesor lo interrumpió y le dijo: ¿Por qué está leyendo todo? Si es por lectura, me pudo haber enviado el PPT por correo electrónico y lo hubiese leído en mi casa y me hubiera evitado la lata (aburrimiento)... ¿Podría hacer un análisis sobre los artículos que le corresponde exponer? Gran silencio, el muchacho no fue capaz de explicar, sintetizar, exponer, resumir, ni menos analizar lo que había escrito. El fin de la historia es aún más triste, el joven obtuvo la nota mínima, un 1,0 y la frustración de no saber expresar ideas de forma clara, concisa y objetiva.
Días después del evento, me encontré con el joven de la historia y le pregunté por su background académico, por sus notas en Enseñanza Media. Me contó que siempre estuvo entre los 3 mejores de su curso; que su promedio fue 6,6 en matemática y 6,7 en lenguaje. Al final de nuestra charla le pregunté: ¿fuiste un buen lector en tus años de colegio? y me dijo: NO.
Estudios e investigaciones hechas por todo el mundo, ratifican que la lectura es el principio básico de todo proceso escolar. El alumno que lee puede discernir problemas matemáticos, puede relacionar estrategias de comprensión y análisis en física o química, puede analizar procesos biológicos y hasta entender cuáles son las aristas que llevan a Platón a describir La República en formato de diálogos.
Formar a un niño con hábitos lectores, es ponerle entre el 1,2% del que ya hablamos más arriba o simplemente creer que será un estudiante que su mente le lleve a ser 1 entre 78, al menos desde el parámetro de la P.S.U., 2009.
Un saludo.
¿Podría creer que 234 estudiantes del País lograron el puntaje máximo (850 puntos) de la P.S.U., en Matemática, y que sólo 3 lo lograron en Lenguaje? Si hacemos una "regla de 3", considerando los datos dados, lo antes mencionado equivale a decir que sólo el 1,2% de los puntajes nacionales pudo contestar las 80 preguntas del facsímil de Lenguaje en su totalidad.
Uff, difícil situación... y ¿a quién le echamos la culpa? No sé ustedes, pero yo culparé a la falta de hábitos lectores en los estudiantes chilenos. Sí, mucho nintendo wii, play station, chat rooms y otras cosillas que distraen la mente de lo esencial en la vida de un estudiante. Nos hemos olvidado de la importancia de la lectura para nuestras vidas, esto en los ámbitos personal, social, profesional, entre otros. Es grave observar a jóvenes que no tienen tema de conversación, jóvenes que se aburren aunque estén solos, jóvenes que se aislan frente a la pantalla del computador y no abren su mente a la fantasía, al drama, a la historia y otras temáticas que encontramos en un buen libro.
Si le preguntamos a un niño: ¿Cuánto es 2+2? seguro que nos contestará 4, y si seguimos cuestionándolo... ¿Cómo se saca un cuadrado binomio? fácil nos dirá: el primero al cuadrado, más el doble del primero por el segundo, más el segundo al cuadrado. ¡Wow, sabe matemática! pero... ¿Sabe analizar un texto con algún grado de dificultad? ¿Entiende lo que lee? ¿Cuál es el número de palabras que lee por minuto? ¿Entiende la diferencia entre pregunta, hipótesis, tesis en un texto determinado?
Nunca olvidaré un estudiante de Derecho en una Universidad Estatal que prefiero no mencionar. El muchacho, en una exposición sobre el derecho penal, presentó unos textos en Power Point (PPT) y leyó absolutamente todo. Eran como 12 slides, y en la 3º el profesor lo interrumpió y le dijo: ¿Por qué está leyendo todo? Si es por lectura, me pudo haber enviado el PPT por correo electrónico y lo hubiese leído en mi casa y me hubiera evitado la lata (aburrimiento)... ¿Podría hacer un análisis sobre los artículos que le corresponde exponer? Gran silencio, el muchacho no fue capaz de explicar, sintetizar, exponer, resumir, ni menos analizar lo que había escrito. El fin de la historia es aún más triste, el joven obtuvo la nota mínima, un 1,0 y la frustración de no saber expresar ideas de forma clara, concisa y objetiva.
Días después del evento, me encontré con el joven de la historia y le pregunté por su background académico, por sus notas en Enseñanza Media. Me contó que siempre estuvo entre los 3 mejores de su curso; que su promedio fue 6,6 en matemática y 6,7 en lenguaje. Al final de nuestra charla le pregunté: ¿fuiste un buen lector en tus años de colegio? y me dijo: NO.
Estudios e investigaciones hechas por todo el mundo, ratifican que la lectura es el principio básico de todo proceso escolar. El alumno que lee puede discernir problemas matemáticos, puede relacionar estrategias de comprensión y análisis en física o química, puede analizar procesos biológicos y hasta entender cuáles son las aristas que llevan a Platón a describir La República en formato de diálogos.
Formar a un niño con hábitos lectores, es ponerle entre el 1,2% del que ya hablamos más arriba o simplemente creer que será un estudiante que su mente le lleve a ser 1 entre 78, al menos desde el parámetro de la P.S.U., 2009.
Un saludo.
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